Vengo a hacer un comentario ocioso, políticamente
incorrecto, bastante decadente, producto de diligencias hechas a pocos pasos de
aquí. Comencé por hacerme los primeros de una serie de exámenes médicos,
acudiendo a un centro de salud de la comuna, aun sabiendo que la calidad del
equipo que poseen es dudosa. Pero la perspectiva de un largo viaje a otro punto
de la ciudad, me cansa de solo imaginarlo.
El sistema para ser atendido no es fácil, ya que hay que
acceder a través de diferentes numeritos con indicaciones poco claras. Las
funcionarias no se destacan por su amabilidad y tampoco (¡oh, frivolidad!) por
su aspecto. Soy vieja, fea y mal vestida, pero me gustaría que el personal
fuera joven y atractivo. No se puede negar que hay gente que es un regalo para
la vista y levantan el ánimo y otras un atentado a la estética. Por fin me llamaron
por citófono para el primer examen, pero sin identificar el número de puerta.
Pregunté en varias partes sin resultado, hasta que alguien me supo indicar. El
lugar es nuevo, pero ingrato en su diseño, sin ventanas, más se parece a un
subterráneo.
La persona que me atendió – sin identificarse – no parecía
muy ducha en atender público. Una barba incipiente trataba de darle seriedad a
un rostro de recién egresado (si es que…). Finalizado el examen, me quitó un
par de parches que había puesto para colocar los electrodos de un
ecocardiograma.
Partí a un segundo chequeo. Unas radiografías. Mientras me
preparaba en una pose complicada, llamaron por teléfono al funcionario. Larga
conversación. Al finalizar ésta, resultó hacer las tomas. Me preguntaron si
había sido operada de algo en el abdomen. Negativo. Me revisé por si acaso. Oh,
el primer examinador me había dejado puestos dos parches con parte metálica.
Todo otra vez.
Este centro está dirigido a la gente del nivel C3 y D, al
que pertenezco. Es un servicio privado. Los centros públicos pueden ser peores.
Hace décadas, mi hijo murió al serle rechazada la internación en un hospital
público.
Con bastante más dinero y tiempo puedo viajar a un sitio
idóneo, de muchísimo mejor aspecto, buen diseño, adecuada aireación y personal
(mas o menos) eficiente.
Hay gente que piensa que todos deberíamos tener acceso a la
misma atención de salud. Una ilusión. En los lugares poco favorecidos de la
ciudad, no hay respeto a los derechos de los ciudadanos entre ellos, nadie
recoge la basura de las calles, pues todos consideran las aceras como
basureros, cada nuevo mobiliario urbano es recibido a pedradas, cada muralla
recién pintada es una invitación a ser ensuciada de inmediato, cada arbolito
recién plantado… etc.
Si un grupo de gente de ideas afines decide agruparse y
formar una comunidad y lo logra, recibirá en respuesta la discriminación y los
ataques de la vecindad. Pero, bien vale la pena intentarlo.