miércoles, 30 de junio de 2010





Imposibilitada de salir y hasta de hablar por una gripe, me pongo al frente de la única presencia amiga y le tecleo y descubro sobre la marcha que es una manera indirecta de escribir algunas cartas que quedaron para siempre enredadas en el “uno de estos días” o “la próxima semana sin falta”. Otro recurso es hablarle a las paredes,
buena opción cuando se vive sola. Sin embargo, pienso en las malignas expresiones que tendría mi vecino más inmediato sobre mis facultades mentales. ¿Y, por otra parte, no sería divertido que me escuchara? Por ahora no puedo porque no me sale la voz.
Puse a calentar la tetera para servirme un té y calmar la tos, si se puede. No vale para nada pedirle algo apetecible a Leonor, porque en este estado, ni siquiera un trago, por virtual que fuera, me sería agradable.
De manera que no entro al café y me quedo del lado de afuera, espiando por las persianas para ver a la pobre
muchacha acodada en la barra y con cara de sentimientos encontrados: por un lado, aburrimiento mortal por falta de clientes y por otro: aterrada de quedarse sin trabajo. Ni siquiera escucho el piano de Amadeo, adentro hay un silencio absoluto. Aquí afuera, pasan los buses, ladran los poodles de un vecino, responde el Nelson González.
Oh, ya es de noche y olvidé ponerle su abrigo.

Siento una sensación curiosa, como estar fuera de la realidad, en una dimensión extraña, casi en suspenso y fuera del tiempo, ¿podrá ser fiebre? Mejor me voy por la tangente.

Cordiales saludos

viernes, 18 de junio de 2010

José Saramago

Luis Sepúlveda resalta solidaridad y ética de José Saramago
viernes, 18 de junio de 2010

18 de junio de 2010, 15:21Santiago de Chile, 18 jun (PL) El escritor chileno Luís Sepúlveda describió hoy al fallecido Premio Nobel portugués José Saramago como alguien que entendía la solidaridad como un hecho consustancial a vivir.

Nadie se jugó tanto por tantas causas justas y en tan poco tiempo, puntualizó Sepúlveda en la edición digital chilena de Le Monde Diplomatique.

Radicado en Gijón, España, el laureado autor chileno opinó que Saramago conocía América Latina mejor que muchos latinoamericanos, continente al que llevó "no un mensajito esperanzador carente de médula, sino un discurso fuerte sobre los derechos humanos, la justicia y la dignidad de los pobres".

Sepúlveda sostuvo además que Saramago "llegó a todos los lugares a los que creyó que tenía que llegar. Supo definir mejor que nadie lo que significaba ser un comunista en el confuso siglo XXI: es una cuestión de actitud, dijo, una cuestión de ética frente a los acontecimientos y la historia".

Tras considerar que su ejemplo es un icono de la decencia social, Sepúlveda aseguró que sus libros "permanecerán en la memoria de los siglos".

Será dura y difícil la senda de los preocupados por la ética sin la presencia de José Saramago. Será duro saber que no está cuando precisemos de su voz alentadora en las mil batallas pendientes contra un sistema feroz, agregó.

Pero, concluyó Sepúlveda, sé que una voz en nuestras conciencias, en los momentos de dudas o peligros, nos recordará que con nosotros todavía sigue el ejemplo de ese hombre, de ese hombre llamado Saramago.

(De Prensa Latina)