para el primer osado en entrar al nuevo-viejo café.
Cierto es que múltiples tareas lo atan de cabeza, pies y manos, pero queda lengua para venir a decir unas palabrillas de vez en cuando, que muy bien recibidas serán. Tampoco es fácil para todos ingresar acá, pues todo cambio es un sacudimiento y un pensar en hacer maletas y trasladar cosas que parecen bien donde están. Veremos que ocurre más adelante.
Por ahora viene bien un café reconfortante para pasar el mal trago de tanta calamidad que nos va pasando por los lados y el convencimiento de que toda ayuda es poca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario