viernes, 25 de diciembre de 2009

Recordando

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Por extraña razón el sistema me acepta otro nombre y otra contraseña. Curioso. En fin, lo bueno es que me ha dejado publicar estas lineas.
Llego al Mozart y veo como ha cambiado todo. Hay un aire de decadencia que me encanta. Leonor sigue moviendose por el Café con su garbo de siempre, pero en su rostro se marca la huella del tiempo y sobre todo la soledad. Su mirada tiene un casi imperceptible destello de ausencia.
Amadeo está bebiendo demasiado. Casi no abandona el viejo piano y y su mirada vidriosa nos habla de todo lo que se quedó escondido, todo lo que se acumuló en el alma de este perdedor empedernido.
Werner aparece solo de vez en cuando. Ahora tiene nuevos negocios, la gastronomía le ha obligado a variar de locales, personal y yo creo que conserva el Mozart sólo por deseo expreso de su demiurga, la amada tía Laura.
El vino sabe a rancio, pero a mí me gusta este vino antiguo que Leonor ha sacado de esa vieja bodega y limpiado la botella de una red de telarañas.
Pido algo para cenar y Leonor dice algo a Amadeo quien con paso tambaleante abandona el recinto. Claro, lo ha enviado con toda seguridad a comprar un medio kilo de posta o de asiento de picana para preparame un buen guiso de carne.
Así me voy enterando del estado del viejo Café.
Qué lejanos los tiempos de los grandes encuentros, de Werner y Grace bailando muy juntos a la luz de la luna; de mi amada Genoveva contemplándome como si yo fuera el ángel que la llevaría volando por los cielos más sublimes; de mi tía y su séquito de admiradores y pretendientes, casi siempre obsecuentes a sus caprichos y la figura estatuaria de Ambrosius en la puerta de entrada. Del andar cadencioso y coqueto de la bella Leonor ante la mirada enamorada del doctor Caligari; de Jorgelina, la antigua, la de aquel tiempo en que todos le celebrábamos sus locuras y ella caprichosa partía dando un portazo, jurando que no volvería a pisar este antro. De la dulce y reflexiva Aby, siempre dispuesta a decirnos una palabra amable, a apoyarnos en los momentos bajos. A Mayita y sus figuras psicodelicas, a aquella Gigi que cantaba viejas melodías andaluzas; a la dulce y tímida niña de Maipú (no recuerdo su nombre) que escribe unos poemas sentidos y romanticos. A Fidel y su voz ecuanime y autorizada, a Casanova y su cordialidad, a mi bella amiga Mensi que aún no entraba cuando tuvo que retirarse debido a equívocos de añejas historias; a aquella amiga querida de mi tía, una de las hacedoras de este boliche, que tenía un nombre eslavo,una mirada ensoñadora y amor por la naturaleza y se nos perdió en la bruma del tiempo. En fin han sido tantos los personajes reales, todos, que alimentaron nuestros días, nos dieron amistad, compañía, aceptaron nuestras minusculas locuras.
Me parece que todos ellos acuden hoy, reales e imaginados, y el medio kilo de asiento que Amadeo ya trae se transformará en kilos y kilos de asiento de picana que acompañados de papas del huerto de mi tía, de berenjenas, colifores, champiñones, porotitos verdes, y todo regado con los viejos vinos que aún permanecen durmiendo en la bodega, nos hará compartir el ágape más hermoso y pantagruéico que podamos compartir. Allí está mi hermosa tía, presidiendo la gran mesa del centro del boliche, allí Amadeo nos interpreta al bienamado Schumann, allí acude Werner, solícito con tía Laura a llenar nuestras copas, allí Leonor, bella, lozana, contonea sus caderas y el doctor suspira lamentos de amor.
Ah, tía querida! Estoy soñando, lo sé. Pero al menos Amadeo ha leido mi sueño pues Schuman va inundando los rincones y Leonor, ajada y bella, acude con el guiso de carne y otra vieja botella de tinto.
Salud tía bienamada!

5 comentarios:

Elvi dijo...

Querido Galva:
Tu silencio me asustaba...y hoy..recordas aquella vieja frase.."me volvio el alma al cuerpo" eso me paso cuando te lei...te quiero con un cariño inmenso...gracias amigo.
"El amor es la cosa mas extraña que conozco,lo mantienes cerca dejandolo ir,y lo sigues de cerca y lo sigues despacio,y el amor te lleva donde el amor quiere ir"Cancion de amor incompleta"
Galva..te amo, y no me importas si vos me amas o no,te amo cuando estas aqui en el Mozart,te amo cuando no estas,si nunca sabre de vos,te seguire amando.Si te vas,te extrañare,pero esa es la parte mia a la que le han eseñado a extrañar,me recuperare porque voy a seguir amando, a veces digo no puedo sobrevivir a esto...y sin embargo sobrevivo.
Tambien siento nostalgia..por momentos que se han ido..y aun no se si decirle adios ..o hasta pronto...como si existiera la posibilidad de un regreso...de un volver...y se...que es solo un movimiento de pensamiento que viene y va..pero cuando se siente tan profundamente..es porque algo pasa..me pasa...nos pasa..extrañar es la mejor manera de recordar..y ese sentimiento que nos invade...que me invade...es el aviso de que algo sucede..y eso que sucede..es lo que vivimos aca...en el Mozart..y es como una hermosa y bella flor pura del sentir..nunca olvidare lo vivido en el Mozart...fueron tiempos de felicidad para mi y es parte de mi historia de vida..donde estaban comprometidos mis deseos...mis pensamientos...y mis sentimientos..mas que añorar..siento la falta de mis amigas/os.
Mi corazon esta latiendo al ritmo de los sentimientos que en este momento me afloran...hoy...soy como un volcan inactivo...como me gustaria volver a estar en actividad!!!!

Elvi dijo...

Aclaracion:Cuando digo te amo Galva,no te estoy "tirando los garfios" solo lo digo desde la amorosidad que tenemos los seres humanos..jejeje...no huya..que no lo quiero !cazar! jajajaja.

Besotes.

rolando dijo...

Elvira, cariño. Lindas tus palabras. Pero las ha escuchado y Leonor y ya sabes, ella correrá a contarselo a todo el mundo. jejeje!! No importa, no e cierto? Aunque mi tía ponga el grito en el cielo. ¡Habrase visto!
Pero deberías haberte ahorrado el segundo comentario. Haber dejado todo en la dulce ambigüedad. Pero que bueno que hayas venido y nos bebamos un traguito, como es la hora del té, eso, Leonor, cielo, traenos el tecito y unas masitas, unos pastelitos. Que estamos con Jorgelina celebrando algo...algo muy nuestro, jejeje! Y a la bella Leonor se le abren los ojos y me mira con ganas de saberlo todo.
Yo siento una nostalgia grande de lo que era nuestro café en el pasado. Y nostalgia de ti, que aprendí a quererte como eres, como sos. Siempre me digo, tendría que haber vuelto a Buenos Aires, conocerte. Haberme perdido contigo por algunas calles que añoro sin haberlas recorrido nunca. Ves? Como contigo. Ahora que estuve en Montevideo, te recordaba. Incluso fui a Colonia y una noche bailamos tango en una milonga. Habían argentinos. Bailé con una porteña, alta, flaca, algo insolente y con una mirada de pájaro asustado, tal como debes ser tú, querida mía. Y claro, le hablé de ti. Se creyó que le estaba hablando de algun amor perdido. No disipé sus dudas. En eso apareció el marido. Me lo presentó, porteño, gordo, sonrosado, extrovertido.
Sigamos viniendo Jorges amada. Y a ver si hacemos venir a Aby, Ana, la mendocina que tanto la echo de menos. No digas adiós a nada. El vivir es el mito del eterno retorno. Es la rueda infinita. Y el Mozart es un hito en nuestras vidas. Con Leonor, con Werner y Amadeo. Y con la gente que ya no viene.
Y mi tía está aquí, siempre, ya lo ves. Un beso Elvira querida.

Laura dijo...

Cierto. Da nostalgia recordar a quienes estuvieron alguna vez, le dieron vida al café y, por distintas razones, no han vuelto a entrar.
Los asistentes se renuevan, pero, en el último tiempo ha ocurrido que quienes han entrado, (unas 3 o más personas)no saben qué hacer para decir algo o siquiera, entrar otra vez.
Estamos nosotros para llegar a celebrar este nuevo año, con baile hasta el día siguiente, para comenzar 2010 con alegría.

Elvi dijo...

Mozart querido!!!Se nos viene otro año mas ...ojala retomemos seamos pocos o muchos la alegria en este lugar!!!!

FELICIDADES !!!!!!