viernes, 21 de octubre de 2011

¿Final feliz?

Ha triunfado - como era de esperarse - la conjura de USA y Europa para asesinar a quien osara rechazar el colonialismo y pretendiera que las ganancias del oro negro se mantuvieran en su país de origen. Tras varios intentos de asesinato frustrado,
incluyendo bombardeos a su residencia,
se decidió usar la gran escala: instrumentar el descontento de parte de los libios y "apoyarlos" por cielo y mar,
más poderoso armamento, con la máscara de la "protección de civiles" y
la implantación de la pretendida "democracia". A través de las opiniones que siguen a las noticias de los medios oficiales exhibidas en internet, se puede comprobar que hasta los mismos norteamericanos comunes se han visto escandalizados por el hipócrita proceder de su país.

No se pretende ensalzar al coronel Gadafi y pretenderlo libre de culpas, sino recordar que el proceder de un dictador nunca le ha impedido las simpatías de USA, si están garantizadas sus ganancias.

Se dice que su cuerpo ha sido trasladado a otra ciudad, cosa que el rito musulmán prohibe. No se sabe qué ocurrirá con su funeral, esperamos que manos piadosas limpien y bañen su cuerpo, borrando las huellas del bárbaro asesinato, lo cubran con los paños rituales, y sea enterrado en un cementerio, mientras son rezadas las oraciones que corresponde, finalizando con:

Señor nuestro,  ten misericordia con él y perdónalo, sálvalo del castigo de la tumba
Perdónale sus pecados y multiplica sus buenas obras. Indúltalo, haz de su tumba un
refugio feliz. Ingrésalo a Tu divino paraíso.

Denigrar a un muerto - como se hizo con Sadam Hussein y Osama bin Laden - degrada a los victimarios más que a la víctima.




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