sábado, 14 de abril de 2012

ESTOY INDIGNADA



 Protesto y alego. En los últimos tiempos, se ha exagerado al máximo la abstinencia de alcohol para los  conductores. Me parece bien, es inconcebible que sujetos irresponsables y beodos conduzcan haciendo peligrar sus vidas, la de sus acompañantes y las de cualquiera que se les ponga por delante. Pero prohibir hasta el beber media copa de vino al almuerzo es demasiado. Media copa de vino para una mujer y una copa para un hombre marcan el grado de “manejar bajo la influencia del alcohol”, lo que se traduce en todas las penas del infierno. Esto ha significado un grave deterioro para el equilibrio de la prójima normal que acostumbraba beber una copa de vino al almuerzo, única manera civilizada de acompañar dicho acto, si es que tiene que movilizarse en su vehículo en las próximas horas. Ahora, ni el plato más exquisito puede ser apreciado en seco o peor aún, acompañado de una bebida gaseosa o cosas peores, como agua a secas (o a mojadas).

Habrá que acostumbrarse a otra forma de vivir o de malvivir, dejando de lado las excelencias de los alcoholes hasta el regreso a casa.
Son las 10 de la noche y estoy saboreando una caipiriña mientras comparto con ustedes esta triste noticia que pone a prueba nuestra estabilidad física y mental, al menos, en buena parte del día.



-Leonor, pónme otra, por favor.

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