jueves, 25 de octubre de 2012

SOBRE EL RENEGADO KAUTSKY Y LA CARABINA DE AMBROSIO



Intento buscar mi identidad o las identidades que me han habitado o habitan. A medida que lo pienso, descubro que no es fácil en absoluto. Supongo que la personalidad calza, se amolda y resigna al cuerpo que le tocó en suerte o en desgracia. No intento hacer una descripción física detallada de mi persona, ¿para qué escarbar en honduras? Soy lo que se ve, no pretendo decirles que en el interior aspiro a que me tomen por alguien diferente. Por simple afán de sobrevivir, he aprendido a aceptar mi exterior y limitaciones, aun cuando el súbito encuentro de mi imagen en algún espejo inesperado, no deja de producirme un sobresalto y espontáneo rechazo, que da paso a la resignación de manera retardada. Lógicamente, el comportamiento debería estar de acuerdo con la carcaza que cargamos de modo de no hacer el ridículo en forma demasiado notoria, aunque eso a veces se nos olvide.
Luego de observar a gente de físico similar, he podido establecer un vínculo entre su apariencia y personalidad.
Creo que son muchos los condicionantes del carácter y la personalidad: los genes, la educación, la apariencia. Pero nunca descubrí si mi apego casi masoquista a las minorías y el afán de contradecir a los demás se basan en mi escasa visión o si el terrible esfuerzo y rechazo que me produce el tomar una decisión, se funda en el tamaño excesivo de mi nariz. Lo que si podría reconocer como influencia de un colegio alemán son la impaciencia ante la impuntualidad ajena, el amor por la música y la carne de gallina que me provoca escuchar hablar alemán.
También nos habita una serie de recuerdos algo polvorientos de algunas cosas que escuchamos alguna vez y quedaron archivadas sin mucho orden ni concierto, pero que nos hermana a otros contemporáneos y cuando oímos ciertas palabras o frases, se nos enciende una luz, aunque no siempre sepamos de qué se trata. Hay maneras de hablar que pueden quedarse pegadas a nuestro paladar hasta que el entorno diferente nos las modifica. Pero basta escuchar otra vez a los modelos originales para que regresen. Aquí es donde aparece el renegado Kautsky, por ejemplo. No creo que nadie, excepto quizá algún aplicado y antiguo miembro del partido aquel, sepa de quien se trata. ¿A qué viene entonces mencionarlo? Ocurre que en la crónica semanal de un escritor de mis años, éste hizo mención, muy de pasada, de ese personaje. Y se me desplegó inmediatamente, toda una galería de lugares y gente de la época cuando escuchábamos diatribas en su  contra. Aparecieron bares, conversaciones, periodistas de tiempo completo que no dormían jamás, jóvenes poetas que prometían y no cumplieron, revolucionarios de café, ese poeta que sería presidente de su país un día y tantos otros que estaban asociados a ese Kautsky tan evocador por motivos totalmente ajenos a él mismo.
Tampoco nadie menciona a la carabina de Ambrosio, pero considerando que se  encasilla a la gente de acuerdo a sus vivencias de los 20 años,
sin considerar para nada su trayectoria posterior, creo que se me podría catalogar como del tiempo del renegado Kautsky y la carabina ésa.

|

3 comentarios:

Elvi dijo...

Laura y todos mis amigos queridos me costo muchisimo entrar no pude con una entrada nueva,espero que este saludito llegue.
Estoy en Argentina y con muchisimas cosas para contarles,ahora solo quiero saludarlos y decirles que todos estan en un lugar en mi corazon hata el fin de mi vida ..fuerte no? y si,es asi,me senti tan contenida por todos y aceptada que mi agradecimiento es infinito.
Hasta lueguito a todos y cada uno de ustedes,los que siguen estando y a ,los que ya no estan mas.

Abrazos y besos calidos a cada uno.

Elvi

Laura dijo...

¡Qué alegría saber de tí después de tanto tiempo! Imagino que tendrás mucho que contar de tu experiencia de cambio. Esperamos con impaciencia conocer tus impresiones.
Un abrazo muy grande

Laura

FIDEL dijo...

Me alegro de saber de estudes recordadas y queridas amigas
Cariños

FIDEL