sábado, 14 de noviembre de 2009




Durante todo el año, estuvo floreciendo el romero.

La planta fue la única atracción de las
abejas en el invierno. Algo parecido había ocurrido con dos
fucsias. Floración ininterrumpida por todo el año terminando en muerte.
Previendo el desastre, saqué varias patillas del romero y las planté. Fracaso.
Desgraciadamente, de la noche a la mañana, el arbusto apareció con todas sus ramillas mustias y terminó por secarse totalmente.
Es curioso, pero se parece a una circunstancia personal que se ha repetido. Sin ningún motivo especial, me he sentido feliz de repente, para encontrarme después en medio de un accidente o recibiendo la noticia de la muerte de alguien querido. ¿Alguna relación?



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