No hay palabras,estoy pegada a las imagenes y siento el dolor de todo ese pueblo querido.
Como estas Laura querida?.
Un abrazo desde mi corazon a todo Chile.
domingo, 28 de febrero de 2010
jueves, 18 de febrero de 2010
Leyendo a Proust
Leonor me ha traído una "Cuba libre" o roncola. Supónese que el nombre se lo pusieron los norteamericanos que "liberaron" a Cuba del imperio español, para quedarse ellos y lógicamente, le plantaron coca cola al ron para hacerlo más familiar.
Últimante me he vuelto adicta. Eso no tiene nada que ver con Proust, claro. Pero es que hoy quería comentar que estoy leyendo "Sodoma y Gomorra", luego de un intervalo de muchos años desde la lectura de otro tomo de la serie de "En busca...."
Esta vez, la lectura me ha pillado más impaciente. La ficción se me está haciendo intragable, aunque, al parecer, poco tiene este libro de ficción. Todo parece tan real, comenzando con que la primerea referencia es al asunto Dreyfuss y a las escasísimas personas de "buena familia", que apoyaban al injustamente acusado. Era de buen tono ser antidreyfusista. El título del libro tiene que ver con el amor homosexual, muy mal visto en esos años (aunque bastante visto). El protagonista fisgonea los movimientos de un ilustre barón, junto a cierto hombre común y se alarga en muchas reflexiones al respecto. Más adelante, sospecha de ciertas actitudes sensuales entre dos muchachas, una de ellas su enamorada. Van y vienen los ociosos personajes entre hoteles y mansiones de un balneario de moda. Como se aburren, las mujeres ricas rivalizan en captar sujetos entretenidos, amén de plagados de títulos de nobleza, sobre los cuales los agraciados se explayan. Lectura apropiada para situación similar, verano, far niente.
Seguiré leyendo.
domingo, 14 de febrero de 2010
SAN VALENTIN
Ya casi termina el "día de los enamorados" y los supermercados habrán vendido sus cientos de peluches y cajas de chocolates. La tarde llegó y la imagen más cursi que pude ver en el día, fue una preciosa pareja de samoyedos que alguien llevaba, uno con cintas rosadas y el otro con azules.
En el café se han reunido las almas de los amores guardados, Amadeo toca en su honor, Leonor les sonríe con su verde mirada, los corchos estallan y las copas se entrechocan en sordina, sólo se mueven las sombras en el muro, el piano acompaña las risas. Al fondo del patio, dos viejos amigos de Gumercindo conversan unas cervezas sin prisa.
¿Cómo era estar enamorado?
miércoles, 10 de febrero de 2010
Amadeo
hit counter
Vamos hermano! Vamos con otro fado para meternos bien en ambiente y recordar y olvidar para volver a recordar. Hoy Amadeo está inspirado. Tiene peor semblante que nunca, los ojos vidriosos el sudor le corre por el rostro y el cigarrillo parece cobrar vida propia entre sus labios. Pero sus manos corren veloces por el teclado. Bebo mi vino con parsimonia y acaricio el pelo de Leonor que coqueta hace un gesto de desgana. Está ella, sentada aquí a mi lado y nadie más ha llegado al Café. Galva! protesta con coquetería. Quédate tranquilo! De pronto ambos nos sobresaltamos. Amadeo ha dejado de tocar y se lleva las manos al pecho. Qué pasa hermano? Me levanto y lo sostengo y se sienta junto a nosotros. Leonor corre a la cocina. Es la angina hermano, susurra con voz sorda. Desde hace unos días me viene a veces. Dejame descansar aquí un ratito. Leonor ha vuelto con un vaso de agua. No puedo beberme un vinito? No Amadeo estás loco? Hoy ni una gota de alcohol!
Y sí. Amadeo tiene angina de pecho. Le empezó hace poco, un día un dolor fuerte en el pecho sudor frío, ahogos. Y luego se calma. Pero de pronto vienen los ahogos, la arritmia. Sobre todo por las noches. El médico le ha dado unas tabletas, pero se le olvida tomarlas.
Hoy se va acostar a su casa hermano! No Galvarino, replica. Es muy temprano, me muero de frío en la cama. Prefiero quedarme aquí, así, en el sofá del rincón, no molesto a nadie. Y luego seguimos tocando.
LO dejamos sentado en el sofá y Leonor lo cubre con una manta que trajo tía de su viaje a La Ligua.
Amadeo tiene que cuidarse. Sí, pero tú lo conoces bien. No se cuida. Y lo noto cada vez más flaco. Además, anda tristón, melancólico. Claro, se había prendado de Aby, recuerdas? Y ella dejó de venir al Café. Fue como una ilusión que tuvo. Y era sólo eso, ilusión. Cómo me sucedió a mí con el doctor, recuerdas Galvarino? Claro que lo recuerdo cielo. Y a mí, una y mil veces.
Llename la copa cielo! Me contabas que apareció Fidel. Sí, pero sólo estuvo un par de minutos y se fue. Y Elvi? Sí, también, vino con tu tía. Se veía bien, vestida con unas ropas juveniles, y unos pantalones apretados, te habría gustado verla. Por detrás parecía una chiquilla! Ah! qué pena que no la ví. Lo que me he perdido! En fin, Amadeo ya despierta, vení hermano, vamos a cenar algo y te quedás tranquilo. Amadeo va hacia el piano y me sonríe. Y con entusiasmo acomete la sinfonía Neptuno de Mozart.
domingo, 7 de febrero de 2010
Disfraces
Por no poder dilatar más el asunto, ayer fui a que me cortaran el pelo. Las mechas andaban por su cuenta y salir a la calle significaba quedar convertida en plumero por el viento. Un espanto. Pero...el pelo tenía peso, volumen, casi vida propia.
Ahora, que me lo he quitado de encima, lo extraño. Quizá me veo menos mal, pero no me reconozco todavía. Tendré que hacerlo poco a poco. Parezco una vieja cualquiera, casi normal, en vez de la vieja loca con la chasca erizada.
Décadas atrás, fui a esperar al aeropuesto a una amiga que regresaba del exilio.
Venía feliz y emocionada, con un vestido largo y floreado, el pelo canoso atado atrás.
Luego de aclimatarse un poco, los amigos la hicieron cambiar de vestimenta, cortarse el pelo y arregláselo más o menos a la moda del momento. Parecía otra, como si su identidad se hubiera marchado con el pelo tirado al suelo. Costaba ubicarla otra vez, como cuando se mira un objeto a través de la cámara y se ve desenfocado.
Por cierto, la personalidad no tiene que ver con el aspecto exterior. ¿O si?
¿No se arregla cada una a su manera particular? Pero, ¿se pretende trasmitir a los demás un mensaje con la forma de vestir? Vienen a la sesera esos añejos refranes: El hábito no hace al monje, aunque se vista de seda..., bajo una mala capa ... etc. por otro lado, se tiende desde nenes a adoptar uniformes. por eso, desde hace hartos años
los chicos se visten con poleras negras con las correspondientes calaveras de todos los tamaños. Hasta la ropa de bebés llevan el diseñito de rigor, pero más llenitas y con cara de risa.
La ropa no debiera tener más importancia que estar limpia y abrigar o desabrigar cuando corresponda. Sin embargo no es así. La ropa y el arreglo del pelo tienen vida propia.
Durante todo un año estuve intentando ponerse ropa en buen estado de uso aún, pero que le correspondía a la persona que era antes de jubilar. Y no he podido usarla, porque me sentiría disfrazada y...¿Qué pensaría la gente? ¿Qué gente?
¿Es que a alguien le importa la pinta que use una vieja chica por la calle? Nadie la verá, por supuesto. Aún así, una siempre vive en otro mundo y tampoco se ve a si misma.
Si por casualidad, acierta a encontrarse inesperadamente con un espejo en alguna tienda, no se reconocerá en el primer momento y pensará ¿qué estará mirando esa vieja impertinente?
jueves, 4 de febrero de 2010
lunes, 1 de febrero de 2010
Con un martini seco - estoy seca para el trago - me reclino en la silla del café mientras miro a Amadeo con curiosidad. Rolando ha prometido aclarar algunos misterios que rodean su vida. Tengo mucha curiosidad por saber algo más. Por ahora estoy en plan de que deje de fumar, o al menos que lo haga con menos frecuencia. A veces tose que da lástima y me preocupa. También podría intentar convencer al poeta que deje el vicio, pero ¿qué sería de él sin vicios? A propósito, dicen que hace muuuuchos años, iba un grupo de actores tras un funeral. Entre ellos, andaba Teodoro Lowey y Miguel F.(no creo que Uds. los conozcan porque ambos eran¡mayores que yo!. Estaban pasando frente a una esquina quen tenía un letrero que decía o pretendía decir ESTACIÓN DE SERVICIO, pero se le habían borrado las letras SER. Miguel cogió del brazo a Teodoro que se aprestaba a entrar y le gritó: ¡Tota, no te precipites, no es lo que tú crees!
¿Llegará algún día el escurridizo Leonardo? Espero que sí. Seguro que queda encantado con Elvi. Ya lo veremos.
Ah, el gato. Se trata de Rasmus Rasmussen y estaba descansando del calor.
Hasta pronto.
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