Leonor me miró desde lejos, se metió en la cocina y reapareció casi de inmediato con un jarro de vino "navegado", ideal para el frío. Muy bien recibido, por cierto. Vuelvo de un acto en la biblioteca local, donde se había preparado un homenaje al poeta Pablo Neruda, a cargo de uno de los profesores del taller de poesía de la fundación. Apareció el conferenciante provisto de una bolsa de tela llena de papeles, cuadernos y carpetas, dispuesto a cumplir con su cometido, previa proyección en una pantalla de su trayectoria como poeta y profesor de literatura. Antes de iniciar el acto, le entregué un ejemplar de nuestra revista, dedicada justamente al homenajeado, lo cual le sorprendió levemente. Además, le entregué un ejemplar de mi libro, dedicada de lleno a lo "que debe hacerse".
Comenzó el acto, conté sólo 17 espectadores, entre los cuales había funcionarios de la biblioteca al pie del cañón, más un escritor, una tallerista literaria y alumnos varios, más un infiltrado (la persona que me acompaña).
El relator comenzó con su exposición hablando de sus experiencias como profesor de niños y adultos y se explayó en anécdotas y técnicas personales, analizó algunos textos, todo fue bastante interesante. Pero, nada sobre el tema al que había sido convocado.
Cuando ya daba por terminado su trabajo, una de las funcionarias le "recordó" el tema de la convocatoria ¡oh cielos! Entonces, dijo algunas apresuradas palabras sobre el poeta, pero yéndose cómodamente por la tangente. Quizá no le explicaron bien lo que deseaban de él, quizá el no "pescó" el mensaje....
Entonces, con el vino caliente entibiando las manos, recuerdo las visiones reales relacionadas con el poeta, son muchas y se entrelezan como en una red de pescadores, recuerdo a un lejano primo poeta y su mujer poeta y la cercana relación que tenían con él, recuerdo su triste funeral, recuerdo su funeral "definitivo" pasada la dictadura y me queda una sensación frustrante, pero que se va diluyendo en el vino endulzado de naranjas y se pierde en el recuerdo de los días pasados.
Comenzó el acto, conté sólo 17 espectadores, entre los cuales había funcionarios de la biblioteca al pie del cañón, más un escritor, una tallerista literaria y alumnos varios, más un infiltrado (la persona que me acompaña).
El relator comenzó con su exposición hablando de sus experiencias como profesor de niños y adultos y se explayó en anécdotas y técnicas personales, analizó algunos textos, todo fue bastante interesante. Pero, nada sobre el tema al que había sido convocado.
Cuando ya daba por terminado su trabajo, una de las funcionarias le "recordó" el tema de la convocatoria ¡oh cielos! Entonces, dijo algunas apresuradas palabras sobre el poeta, pero yéndose cómodamente por la tangente. Quizá no le explicaron bien lo que deseaban de él, quizá el no "pescó" el mensaje....
Entonces, con el vino caliente entibiando las manos, recuerdo las visiones reales relacionadas con el poeta, son muchas y se entrelezan como en una red de pescadores, recuerdo a un lejano primo poeta y su mujer poeta y la cercana relación que tenían con él, recuerdo su triste funeral, recuerdo su funeral "definitivo" pasada la dictadura y me queda una sensación frustrante, pero que se va diluyendo en el vino endulzado de naranjas y se pierde en el recuerdo de los días pasados.
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