Vengo a pedirle a Leonor una caipiriña para tener ánimo y proseguir las labores diarias ineludibles que se amontonan sin pausa. Mi servidor de internet está pasando por problemas y el sistema está l e n t í s i m o, lo cual es exasperante. No he olvidado para nada a nuestro café y aunque esté vacío por algunos días, propios de una recesión que abarca múltiples campos, ya vendrán mejores tiempos.
¡Ay! se me terminó la caipiriña real. Menos mal que puedo pedir unas 3 más, virtuales y seguir disfrutándolas.
Por si no las conocen: es cachaza (aguardiente de caña) y jugo de limón, más unos cubitos de hielo. Agilizan mente y cuerpo, asoma el sol y vuelven cálido el aire. La recomiendo.
Bien, terminó mi recreo por este mediodía y me voy, recordándolos siempre.
1 comentario:
Ay mi amada tía! Por fin se edigna aparecer, más no sea para beber una caipiriña. Yo ya no hallaba que hacer, si llamar a la policía a los bomberos o a proteccion civil pera saber que le había sucedido. He venido cada noche al Café y Leonor no sabía nada. Estará enamorada, me dijo una noche la muy insolente. Pero tampoco aparecen las demás. Todas enamoradas? Vaya! Jorgelina de mi alma! Laia, Aby, Marsa y algunas más que hace mucho no se dejan ver.
Ay de mí! Al final tendré que quedarme solo con Leonor y Amadeo. Es mi destino parece.
Gracias hermosa tía por venir. Usted sabe que la vida sin usted es para mí un sinvivir!
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