domingo, 4 de septiembre de 2011

Atardeciendo

Llevo ya un par de horas en el Mozart y varias copas de vino. Leonor está de buen humor, Amadeo se ha cortado el pelo y el viejo café se ve casi reluciente a esta hora del atardecer. Me cuentan que ayer vino mi tía y que estaba espléndida, aunque con un humor de perros. Tal vez hoy me la encuentre y mi presencia la ponga más alegre. Es de esperar. Me alegro que a veces se acerque Fidel y veo que Marsa y Elvi siguen viniendo de vez en cuando. Así quiero la vida, tranquila, metódica. Lo necesito porque ya me está llegando la vejez. Cielo! Ponme algo para picar! Lo que tengas a mano y nos traes otra botella de Carmenere.
Un abrazo a todas(os) Vuestro ínclito Fridolin

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