domingo, 19 de abril de 2009

QUASIMODO







Hoy me sorprendió muy temprano el tableteo de cascos de caballos galopando y sonido de campanillas.
Se trata de la fiesta de Quasimodo, en que los campesinos, con pañuelos blancos en la cabeza y los caballos muy adornados, acompañan al sacerdote católico que viaja en una carreta a llevar la comunión a los enfermos. Pasaron muchas carretas, caballos, ciclistas con sus vehículos llenos de colores y banderas chilenas. Extrañé un ruido tradicional: los ladridos de la perra que protestaba indignada por el paso de esos animales tan grandes.
Ya no está y su ausencia se nota en el silencio.
Comenzó con la cojera de una pata, pronto le siguieron las otras que ya no la sostenían.
Luego de un tratamiento tentativo, las cosas se pusieron muy feas para ella y hubo que “ponerla a dormir”. Por supuesto, la extraño muchísimo.
Pienso en otro perro que, al menos, parezca guardián. Por otra parte, ahora no me despiertan los ladridos a primera hora de la mañana, duermo un poco más. Pero, no es barrio para carecer de un poderoso ladrido que responda. Sin embargo, el proceso de adoptar un cachorro, me acobarda. Enseñarle algunas normas, sacar a pasear un perro grande (riesgo de caídas por probables fracturas). He descartado los de pelo largo: dan mucho trabajo. Lo pienso y lo pienso.

4 comentarios:

laia_444 dijo...

Qué triste Laura tener que poner fin a la vida de un ser que te acompañó durante un trayecto de la vida!. A mí también me pasó y me prometí que no volvería a tener un perro. Falso. Al poco tiempo apareció mi hija pequeña con una cachorrita que cabía en la palma de mi mano, la dejó en mi casa y se fue.Ya tiene 12 años y duerme en mi cama todas las noches. Siempre me recibe con alegría, no me juzga, no me critica, se conforma con lo que le doy y me da cariño. Yo a cambio de todo lo que recibo, la cuido y trato de que sea feliz. Creo que lo es.
Eso es todo, un abrazo enorme!!!Laia

Marsa dijo...

Nunca he tenido perros en casa, en primer lugar porque siempre viví en apartamentos, en fincas con varios vecinos, y segundo que como me casé a los 19 años y a los 26 ya habían nacido mis 5 primeros hijos, no me quedaba tiempo para cuidar a un animal doméstico. Me daba pena de mí, sin tiempo ni para mí, y me daba pena del hipotético perro con tanto niño pequeño haciéndole rabiar. Una vez me regalaron un cachorrito precioso de pastor
alemán que era precioso, pero nada más verlo, mi imaginación hizo: tras, tras, tras, y e lo imaginé pesando 50 Kg y tirándome de espaldas con sus alegrías. Así que o devolví con plena conciencia de que era lo justo y conveniente.

Mi padre siempre tuvo perros porque era aficionado a la caza... ¡cosas de la vida!

No te lo pienses más querida amiga y si lo deseas, cuanto más pronto mejor, al menos dejarás de pensártelo. jajajaaa

abi dijo...

Lamento la pérdida de tu amiga perruna, Laura. No lo pienses mucho, adoptá otra. por seguridad, y por compañía. Esa forma de ser incondicionales los animalitos, es algo que nos enriquece. Es sólo el primer año que dan un poco de problemas, elegí una de talla mediana y características guardianas.

Guaus, guaus, guaus !!! (saluditos perrunos)

enriquedaríolamas dijo...

Laura amiga mía. Conocí a tu Perrita que era en realidad perraza,ladradora .Cuando tu timbre de ingreso no funcionaba yo golpeaba los barrotes de la reja y ella avisaba con ladridos a toda la cuadra de la presencia de intrusos .Ahora que arreglaste el timbre este apagó para siempre los ladridos de la buena amiga .
Enrique