domingo, 9 de noviembre de 2008

Die Moorsoldaten




La luna creciente brilla al anochecer entre las ramas del pino, mientras bebo una cerveza. Lástima, Fridolín, que no te mostré el patio trasero, esa maraña de plantas que crecen trepándose unas en otras hasta alcanzar un poco de sol en las alturas. Acabo de terminar de regar el suelo seco del verano, mientras una canción encontrada por casualidad se me enreda y se repite una y otra vez.
Buscaba en Internet algunas canciones del tiempo de la guerra civil española porque el programa radial de la próxima semana la tiene de tema central.

Cuando caminábamos por la calle, un querido amigo de la juventud cantaba una canción que decía:

Wir sind die Moorsoldaten

und ziehen mit dem Spaten

ins Moor...

Nunca le pregunté de dónde venía esa canción tantas veces repetida; él había llegado muy joven a Chile, después de la segunda guerra, y yo no quería ser imprudente. Su profunda voz baja, acentuada por el mucho fumar, resonaba como un órgano en los dramáticos versos.
Habia olvidado esa canción totalmente hasta hoy en que la encontré entre la música que buscaba. Se refería a los soldados que trabajaban penosamente en el campo de concentración alemán de Börgermoor, en 1934, destinado a comunistas y socialistas, enemigos del Tercer Reich. Fue compuesta por los mismos prisioneros.
Ahora leo que también se cantaba durante la guerra civil en España.
Al escucharla otra vez, se me aparece el alemán de ojos acerados, el buen compañero de muchos días que ya partió hacia otros mundos.

2 comentarios:

Gianmarino dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Paula dijo...

Laura,
mucha porquería ha ocurrido y ocurrirá. Sólo el buen ánimo y las ganas de evolucionar nos transportarán al buen sueño, a la visualización del buen vivir en este azul planeta.
La vida es sorprendente. El zumo de su cristal: ¡bébetelo, como si fueras una Alicia en el País de las Maravillas!
Eres un faro que atrae conejos blancos y que se pierde, a veces, en la lógica; una niña que hace travesuras y se enrrolla en su colita laaaarga y entretenida... una chica que es grande y viceversa.
Yo también, una Alicia, persigo conejos blancos. Espero no encontrarme todavía con la Reina de Corazones (la que corta cabezas si no le parece el color adecuado)y que mi viaje sea tan laaargo como el de Ulises... y volver finalmente a mi Ítaca.