martes, 30 de diciembre de 2008

La moneda tiene dos caras....hablemos de ambas

"Desde la victoria de Israel en la guerra de 1967 y sobre todo en los años 70 y 80,EEUU apoyo la ofensiva israelita para obligar a los palestinos y a sus principales organizaciones de resistencia contra la ocupacion colonial de su territorio,principalmente a la OLP, a abandonar el Libano y Jordania.
Eso llevo a la invasion y ocupacion del Sur del Libano, con el resultado de mas de 17.000 palestinos muertos, y a la masacre terrorista de mas de 3.000 familias de refugiados palestinos de los campamentos de Shabra y Shatila.
El vacio politico dejado por la derrota de las facciones moderadas de la resistencia palestina en el Libano, fue ocupado por los factores extremistas que capitalizaron la furia y la desesperacion de la poblacion. Asi fueron estimuladas las tendencias mas extremas del islamismo entre la la fuerza de resistencia palestina contra la ocupacion colonial d esu pais,como Hamas y las guerrilas de Hezballa.
De alli proviene el terible circulo de intercambio terrorista entre Israel , que despues de 1967 es el ocupante colonial de las tierras palestinas, y la resistencia palestina.

Anibal Quijano.


2 comentarios:

Gianmarino dijo...
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Gianmarino dijo...

Querida Elvi : el autor de las líneas que citas tiene algunos olvidos significativos. Primeramente, la virulencia de los palestinos hacia sus huéspedes árabes, que pretendían apoderarse del gobierno de la nación árabe que los albergaba, lo cual explica el Septiembre negro en Jordania, y luego la situación de guerra en el Líbano. Si sus «hermanos» acabaron por fatigarse de esa presencia estorbosa, es evidente que Israel tenía menos razones que ellos para soportarla. Sabra y Chatila fueron obra siniestra de árabes cristianos que entraron en esos campamentos a masacrar a los árabes palestinos. La falta de los israelíes fue la de dejarlos entrar y actuar. Fueron censurados por la voz pública israelí, mientras que los gobernantes árabes musulmanes guardaban silencio, así como solían hacer con los excesos cometidos por los sirios en territorio libanés (que éstos consideran como su provincia). No hay que fiarse, en consecuencia, de esas indignaciones muy selectivas.
Los palestinos han declarado en algunas oportunidades, que reconocían el estado de Israel, y que pedían el retiro de los israelíes para administrase ellos mismos. Arafat sostuvo esa posición, pero siempre como un asunto personal, para que en el momento adecuado sus partidarios pudiesen declarar tales «acuerdos» como nulos e indeseables. Esa política necia de pretender engañar a la opinión pública mundial (que sin embargo acepta todo sin analizar nada) no dió resultados tangibles, pues no es posible declararse por la paz y al mismo tiempo negarse a condenar a quéllos que rompen las treguas y la paz prometida. Si los israelíes se retiraran de los territorios palestinos, no hubiesen ganado nada, pues ese mismo día tendrían a sus adversarios a las puertas de su territorio, en una guerra que no acabará nunca, pues cada vez que son vencidos se preparan para la guerra siguiente sin preocuparse de sus pactos y juramentos, ni de la existencia de sus compatriotas, y que tiran sus tratados al cesto de la basura cuando ya nos les sirven para sus propósitos belicistas. Eso explica que haya que convencerlos oponiendo una fuerza mayor, y con represalias sangrientas cada vez que cometen atentados.
FLORENT