viernes, 6 de febrero de 2009



Me acomodo en una mesa cerca de la ventana y veo que el camarero nuevo (se llama Miquel, creo) viene hacia mí, con una sonrisa toma mi pedido, (café con leche y tostadas). Mientras espero, siento el calor del sol asomando entre nubes oscuras, que pega en la vidriera. Afuera hace frío. La gente pasa presurosa con las manos en los bolsillos. Para la tarde se espera nieve otra vez. ¿Les cuento un “coti” de Miquel? Me dijo mi suegra, que es su vecina (y siempre se entera de todo ¿para qué negarlo?) que el chico tiene una novia nueva. Ella es deportista y él está encantado.
Pero, bueno, aquí viene mi café ¡qué bien huele! Y mis tostadas.

(En este espacio va una tazá de rico y humente café, pero no se pegó, lo siento)

Bueno, un abrazo a todos y hasta prontito.

2 comentarios:

Laura dijo...

Ese Miquel es un estupendo camarero, aliviará bastante a la esforzada Leonor. Vine a tomar el desayuno a la carrera y lo sirvió como si adivinara lo que deseaba.
(Ojalá lo tuviera en casa).
Regresaré cuando pueda por un buen vino.
¡Hasta pronto1

Marsa dijo...

Hola amiga, me alegra mucho verte. Pido un té verde con yerbabuena y me siento contigo. Deseo charlar un poco y ¡que bien que sea contigo!. Esto quiere decir que nuestro café se va animando. Compruebo una vez más que nuestro Galvarín es un poco brujo. Venga, un fuerte abrazo. Marsa