sábado, 28 de febrero de 2009

Los últimos días de Antonio Machado

Tenía que recordar al poeta que me ha enseñado, me ha dado una sabiduría que aún no logro aprehender pero que me acompaña con su palabra siempre tranquila. Sí Antonio. Como tú, como ustedes, sabemos que "no hay camino, se hace camino al andar."




LOS ULTIMOS DIAS DE ANTONIO MACHADO.
ROLANDO SALAS CABRERA

¿Y ha de morir contigo el mundo tuyo,
la vieja vida en orden tuyo y nuevo?
¿Los yunques y crisoles de tu alma
trabajan para el polvo y para el viento?
El 22 de febrero de 1939, hace exactamente setenta años, cerró sus ojos para siempre el poeta Antonio Machado en una modesta pensión del pueblo de Colliure, cercano a la frontera de Francia con España.
Eran los últimos días de la Guerra civil y ya las fuerzas franquistas entraban en Cataluña en gloria y majestad. Machado y parte de su familia, entre ellos, su madre Ana Ruiz, su hermano José y su cuñada, huían al exilio de Francia, intentando escapar de la represión, y tal vez de la muerte, a manos de los triunfadores.
El poeta sevillano, autor de libros tan sentidos como Soledades, Galerías y otros poemas y Campos de Castilla, entre otros, y uno de los poetas más importantes en lengua castellana en el siglo XX, murió en el pueblo francés, apenas traspasada la frontera.

Su vida y su obra han sido reseñadas en muchos libros, sobre todo a partir de la llegada de la democracia a España. Y hoy se le considera, un símbolo de la poesía española contemporánea.
Su obra estuvo marcada por todo lo que fue el fin de siglo en Europa y especialmente en España, donde la realidad histórica fue la pérdida por parte de este país, con la guerra de Cuba, de todas las colonias americanas. Nació una generación de poetas, intelectuales y pensadores conocida como la Generación del 98 y Antonio Machado ha sido uno de sus mayores representantes. Pero su poesía y pensamiento filosófico trasciende el sentir de esa España derrotada. El poeta había estudiado en aquel centro educativo que fue la Institución Libre de Enseñanza, y se había formado intelectualmente en los valores de la democracia, la libertad, la tolerancia y la justicia.
Y como profesor de Instituto siempre transmitió a sus alumnos estos valores humanistas.
En cuanto a su vida, podemos reseñar sus viajes a Paris, donde conoció y fue amigo de los grandes poetas de la época. Su estancia en Baeza y luego en Soria, donde contrajo matrimonio con Leonor Izquierdo, una joven de catorce años quien falleció a los dos años de casados; la pena enorme al perder al ser amado y su compromiso desde el primer momento con la República española.
Y su amor en la edad madura por Giomar, la amada misteriosa a quien inmortalizó en las bellas Canciones a Giomar. Con el tiempo, muchos años después, supimos por la propia musa del poeta, que Giomar era en realidad la escritora Pilar de Valderrama.

Ahora en el crudo invierno del treinta y nueve, Antonio Machado huía del fascismo como tantos miles de españoles. Bajo el frío, la lluvia, y sobre todo bajo el peso de la derrota, el poeta y su familia, entre ellos, su anciana madre, que casi no podía caminar,
Machado había comenzado su éxodo, huyendo de la brutalidad fascista que avanzaba invadiendo las tierras de Castilla. De Madrid decidió, siempre junto a su familia, huir a Valencia, donde se había instalado el que sería el último gobierno de la República. Se estableció en Rocafort en el año 1938, pero la situación de la guerra se hacía cada vez más crítica.
Las tropas franquistas avanzaban y miles de fugitivos decidían huir a Barcelona.
Así en el mes de Abril de 1938 se instalan en la ciudad condal y Machado trabaja colaborando en los periódicos: La Vanguardia y en Hora de España.
Pero en Enero del 39, la caída de Barcelona es inminente. Y el poeta y su familia deciden viajar a Francia.
Antonio Machado había declarado desde el principio su adhesión a la República, al gobierno constitucional y a la democracia. Por tanto se había convertido, como tantos intelectuales de la época, en un peligroso enemigo de los sublevados. Ya era quemante lo sucedido con el poeta García Lorca, asesinado en Granada. La muerte de Federico había conmocionado no sólo a España sino al mundo entero. La brutalidad del franquismo era tal, que habían asesinado a un poeta, que ni siquiera era militante de alguna organización política, y que no se había destacado en ningún sentido en el ámbito político. En el caso de Antonio Machado, el peligro era mayor, pues él sí, se había posicionado desde el principio por la República y todo el proceso democrático que se intentaba en España.
El 22 de Enero el poeta y su familia son evacuados de Barcelona en dirección a la frontera. Viajan en el auto de un médico amigo. Llegan el día 27 a una casa en las afueras de Figueres. Allí se encuentran con otros intelectuales y personas del arte y la cultura que también huyen a Francia. Entre ellos el escritor Corpus Varga, amigo de Machado. El día 28 unas ambulancias los trasladan, pero no pueden acercarse a la frontera, y los fugitivos deben continuar el camino a pie. Es un invierno muy frío y cae una lluvia incesante. La madre de Machado no puede seguir caminando y Corpus Varga la transporta en sus brazos. Antonio, enfermo del corazón y asmático, camina con dificultad. Ya por la noche cruzan la frontera francesa, pero tienen que guarecerse en un vagón de ferrocarril en donde pasan toda la noche. Al día siguiente toman contacto con el Comité de apoyo a los intelectuales españoles en el cual participan personas de la cultura y de la política, franceses y españoles. Existe la posibilidad de que los trasladen a Paris, incluso se piensa la posibilidad de viajar a Rusia, pero el estado de Antonio y de su madre es tan lamentable que el propio poeta desiste de la idea.
Por tanto acuerdan alojarse en un hotel del pequeño pueblo pesquero de Colliure.
Ante el agobio económico de la familia Machado que no disponía de dinero (sólo tenían algo de dinero republicano que ya no tenía valor alguno) uno de los amigos les presta una cantidad suficiente para solucionar el pago del hotel.
Allí Antonio Machado escribe su última carta, esta vez dirigida a su amigo José Bergamín en la cual le agradece la ayuda que éste le ha brindado y comenta su idea de establecerse en Francia y encontrar un trabajo con el cual pueda mantenerse él y su madre.
Pero ya su destino estaba decidido. Con gran dificultad y lento andar, Machado caminó apoyado en su bastón desde la Estación de trenes hasta el hotel de Madame Quintana. Durante esos días en pocas ocasiones abandonó el hotel. A veces solía por las tardes acercarse hasta el pequeño puerto pesquero en compañía de su hermano José y se quedaba largo rato contemplando el mar.
Sus últimos días de vida, se le vio agitado y ya no podía levantarse del lecho. Falleció el día 22 de febrero. En el bolsillo de su chaqueta, su hermano encontró un trozo de papel con un poema que él, tiempo atrás, había escrito a su amada Giomar:
Y te daré mi canción./ Se canta lo que se pierde./Como un papagayo verde/
que la diga en tu balcón.
En otro papel un verso escrito. El último:
Estos días azules y este sol de la infancia.
22 de febrero del 2009
.

6 comentarios:

abi dijo...

Que pesadilla Roli; que pesadilla.

63 años tenía el poeta, 63. Caminando en enero con su madre,
de ochenta y tantos, cruzando la frontera, escapando a la muerte segura a través de una gélida muerte eventual. La madre fallece tres días más tarde que Machado.

Valiente, no guardó sus opiniones:

Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.

De Rubén Darío para Machado:

Misterioso y silencioso
iba una y otra vez.
Su mirada era tan profunda
que apenas se podía ver.

Cuando hablaba tenía un dejo
de timidez y de altivez.
Y la luz de sus pensamientos
casi siempre se veía arder.

Era luminoso y profundo
como era hombre de buena fe.
Fuera pastor de mil leones
y de corderos a la vez.
Conduciría tempestades
o traería un panal de miel.

Las maravillas de la vida,
y del amor y del placer,
contaba en versos profundos
cuyo secreto era de él.

Montado en un raro Pegaso,
un día al imposible fue.
Ruego por Antonio a mis dioses:
ellos le salven siempre. Amén.

Marsa dijo...

Muchísimas gracias amigo, por recordarme que en esta fecha dejó Machado a sus amores en esta tierra, partiendo él, con sus versos eternos a los corazones de cuantos aman la poesía.
El poema que traigo del admirado maestro, es un canto a la esperanza y siempre me ha enternecido:

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.

Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas en alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

Laura dijo...

Todavía es mi poeta favorito, sobrenadando por encima de tantos otros. Su personalidad, su vida inspiran además, respeto.

Laura dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
rolando dijo...

Sí, en medio del ruido de la poesía actual, más aún, de la palabra actual, ruidosa y vacía, en todos los idiomas europeos, es como una brisa de aire fresco leer a Machado.
Sus pensamientos a través de esos personajes apocrifos que son Abel Martin y Juan de Mairena, expresan la concepción del poeta sobre la vida y sus cosas. Sobre todo sentido común. Sencillez, tolerancia y siempre sentido común. En mi antigua tierra se decía en mis tiempos: buena onda. Qué falta que hacen esas cosas en estos momentos!
A veces, solo a veces, participo en cosas de poetas de aquí. Hay algunos bastante buenos, en el sentido del dominio del lenguaje. Hombres y mujeres. Casi todos, profesores de literatura. Una tradición española. Pero les veo tan vanidosos, tan seguros de que el poema es la palabra. A veces ni siquiera hay contenido. Una vez me atreví en una tertulia a criticar la palabra. Truenos y relámpagos! Casi me comen vivo! Y mencioné a Machado. Su palabra clara, sencilla, que quería decir cosas, preguntar, responder, dialogar.
Hace un tiempo se homenajeó mi libro último de versos. Fue un acto entrañable. Amistad, calor humano, afán de hermandad de peninsula y ese país lejano y perdido que alguien cree que es una provincia de Argentina. Una poeta, profesora ella, elogiando mis versos decía: es un poeta nerudiano, claro, por venir de donde viene. Y su poesía es simple, directa, una herramienta.
Tocaba el turno contestar los elogios. Mi insolencia siempre me causó disgustos, pero no lo puedo evitar. A cuál de los Nerudas me asocia estimada profesora? le dije. Al de Estravagario o al del Canto general? Y mi simpleza debe ser tan grande que usted ha visto una rosa donde existía algo mucho más erótico y profundo. Pero es mejor que no llegue a sus oídos un canto casi escatólogico.
La verdad es que me sentí bien.

Elvi dijo...

Ese es mi amigo Galva!!!!!!

Me gustas amigo!!!
Felicitaciones!!!!

Elvi