lunes, 9 de febrero de 2009

SOBRE LA VIDA Y LA MUERTE

Hola a todas y todos otra vez, como verán hoy estoy inspirada, Werner ya me sirvió tres cafés y estoy a tope de cafeína. Espero que esto sea de su agrado:
No son divagaciones (con la muerte no se juega, jejeje)

BOMBAY, 14 DE MARZO DE 1948
Interlocutor: El hecho de la muerte nos salta a todos a la cara; sin embargo su misterio jamás se ha resuelto. ¿Tiene que ser siempre así?

Jiddu Krishnamurti: ¿Por qué existe el miedo a la muerte? El miedo existe cuando nos aferramos a la continuidad. La acción incompleta engendra el miedo a la muerte. Éste existirá mientras exista el deseo de continuidad en el carácter, en la acción, en la capacidad, en el nombre y demás. En tanto haya acción en busca de un resultado, tiene que existir el pensador que busca la continuidad. El miedo surge cuando esta continuidad se ve amenazada por la muerte. Hay pues, miedo a la muerte mientras existe el deseo de continuidad.

Lo que continúa se desintegra. Cualquier forma de continuidad, por noble que sea es un proceso de desintegración. En la continuidad jamás hay renovación y sólo en la renovación hay libertad respecto al miedo a la muerte. Si viéramos la verdad en esto, veríamos la verdad en lo falso. Entonces habría renovación respecto de lo falso. Entonces no habría miedo a la muerte. De este modo, el vivir, el experimentar, está en el presente y no es un medio de continuidad.
¿Es posible vivir renovándose de instante en instante?

La renovación existe sólo en la terminación y no en la continuidad. En el intervalo entre la terminación de un problema y el comienzo de otro, hay renovación.
La muerte, el estado de no continuidad, el estado de renacimiento, es lo desconocido. La mente, que es el resultado de la continuidad, no puede conocer lo desconocido. Sólo puede conocer lo conocido. Sólo puede actuar y tener su existencia en lo conocido, que es continuo. Por eso lo conocido teme a lo desconocido. Lo conocido jamás puede conocer lo desconocido y así la muerte sigue siendo el misterio. Si hay una terminación de instante en instante, de día en día, en esta terminación se manifiesta lo desconocido.

La inmortalidad no es la continuación del “yo”. El “yo” y “lo mío” pertenecen al tiempo, son el resultado de la acción dirigida a un fin. No hay, pues, relación entre el “yo” y “lo mío” y aquello que es inmorta, intemporal. Nos gustaría pensar que hay una relación, pero esto es ilusorio. Aquello que es inmortal no puede ser encerrado en lo que es mortal.Lo inmensurable no puede ser atrapado en la red del tiempo.

Hay miedo a la muerte donde hay búsqueda de realización personal. La búsqueda de realización no termina nunca. El deseo está buscando y cambiando constantemente el objeto de realización y así está atrapado en la red del tiempo. Así, la búsqueda de realización propia es otra forma de continuidad, y la frustración busca en la muerte la forma de continuar.
La verdad no es continua.

La verdad es un estado del ser y el ser es acción sin tiempo. Este ser puede experimentarse sólo cuando el deseo, que da origen a la continuidad, es comprendido de manera completa y total. El pensamiento se basa en el pasado; por lo tanto, el pensamiento no puede conocer lo desconocido, lo inmensurable. El proceso del pensamiento debe llegar a su fin. Sólo entonces se manifiesta lo incognoscible.
Un abrazo enorme!!!!Laia

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