lunes, 23 de febrero de 2009

UNO

- Verá usted: dicen que salió del mar. Apareció de pronto en el pueblo sin que nadie supiera de donde venía ni cómo llegó hasta aquí. Como hacen los cangrejos ermitaños, buscó cobijo y se alojó en una casa abandonada, una auténtica ruina que encontró en el olivar, donde duerme sobre un lecho de algas secas. No sonríe y habla poco, y de noche, como a las criaturas marinas, sólo le acompaña la luna.
Ya lo ve, delgado como una anguila, con el cráneo rasurado y calcinado de tanto sol, sol que no parece molestarle y del que nunca se cobija, usted lo puede comprobar, en pleno día se tumba sobre una piedra y no se quema. No, el calor no le molesta.
Se alimenta de pescado y pequeños crustáceos que él mismo se procura y sólo bebe agua del torrente, eso sí, pura y fresca. Va casi siempre descalzo, con el mismo y viejo pantalón sujeto a la cintura por una cuerda, y una camisa sin botones.
A veces le llaman para algún trabajo que se requiera fuerza, como varar algún barco viejo o descargar la pesca cuando es abundante, o cosas similares, pues es un puro nervio. Como un buey, agacha la cabeza, clava los talones en la arena y tira con el cuerpo tensado, poniendo todas sus energías.
Los niños de este pueblo son muy crueles, son auténticos verdugos para los que no conocen ni comprenden, y se divierten burlándose de él cuando lo ven. Cuando salen de la escuela se llegan hasta su casa y si no está, tiran piedras a su puerta o escriben algún insulto que él borrará en silencio. No saben los críos que se ríen de aquello que temen, la indigencia.

- Y ahí lo tiene, vestido como para una fiesta. Se ha cortado la melena, se ha afeitado, lleva un traje completo, con camisa y con chaqueta,... aunque mire cómo le queda, ¡cabría otro dentro! Se ha calzado y se ha calado un sombrero hasta las orejas. Lleva así junto a la cancela desde muy temprano, todo el día sin moverse, como una piedra embreada. Y claro, al principio la gente lo miraba y se reía, luego le hicieron mofa, y anocheciendo la plaza se fue quedando desierta. Pero al ver que continúa de la misma guisa, unos han vuelto a salir de sus casas y otros se asoman a las ventanas, pues ni el cura ni el alcalde han podido disuadirle, ni con amenazas ni con promesas, para que vuelva a su madriguera. Nadie sabe que le pasa, nadie entiende por qué tanta comedia.

Desde lejos miro al hombre. Tiene las piernas muy abiertas intentando afianzarse, los puños cerrados con fuerza y la mirada muy alta sobre las ventanas de los curiosos y sobre sus tejados, sin verlos. El silencio se hace pesado y denso como la niebla.
Inesperadamente me mira, luego baja la cabeza y doblando las rodillas cae sin fuerzas. Su sombrero rueda y su cara golpea sobre las piedras con crujir de huesos rotos. La sangre fluye empapando la tierra como una roja siembra. Por un momento todos quedan inmóviles, luego, poco a poco se acercan, para alejarse después con el espanto pintado en sus caras. El hombre está muerto.

Nadie pronuncia su nombre.
- ¿Cómo se llama? – pregunto.
Me miran, y nadie contesta.

M. R. Comas (Palma 1992. Corregido: 23-02-2009)

5 comentarios:

Elvi dijo...

Marsa..me impresiono "UNO"...
El indigente es un individuo que hasta parece que simbolicamente no nos pertene.
Son sujetos que acordonamos...aislamos e ignoramos y hasta tememos...
En la comparsa de los parias dirigidos por Juan Carlos Aragon(2004)
"El paria,el indigente es el portavoz de una sociedad abrigada en el mercantilismo y el consumo,el portavoz de una sociedad en decadencia.
"No pido a la gente que me ampare porque se que mi rebeldia a los cobardes les espanta.Mirame de frente,paria soy yo,pero y que,mas lacre y mas remiendo tienen dentro los que mandan"
"Aunque hagas de mi un bandolero universal y me dejen fuera de la gloria de occidente,todos saben bien que yo en el fondo no soy mas que el que desenmascara su maldita y decadente sociedad"
Y tambien son parte de la historia nuestra de cada dia..aunque esta realidad sea mortifera para unos....y para otros.
Y a veces...yo tambien Marsa querida...siento que me apenan...pero tambien me asustan.
Por mi casa pasan siempre los mismos...saludan a todos...con una sonrisa..a mi tambien...al principio desconfiaba..pensaban que querran de mi....ahora comprendo que tan solo tratan de decirnos a todos que de alguna manera tambien somos responsables de sus condiciones de vida.
No se si es tan asi...pero la verdad ..habran salido quien sabe de donde???'

Un abrazo Marsita y gracias por ese "Uno"
Elvi

abi dijo...

En estos casos , como los relatados, mi cabeza, o lo que fuese , quisiera creer que hay otra vida luego la muerte, con por lo menos un paraíso de descanso y abundancia para estos seres.

Del infierno, me parece espantoso, no quisiera creerlo en ningún momento.

abi dijo...

Es tristísimo tu relato Marsita, me ha dejado grogui, k.o.

rolando dijo...

Es hermoso tu relato Marsita. Es tuyo? Porque si es tuyo y tienes otros así, tan en síntesis, pero tan bellos, deberías publicarlos, enviarlos a alguien, en fin, que se conocieran. Está muy bien escrito. Estremecedor. Y sencillo.
Un abrazo. G.

Marsa dijo...

Me "gusta que os guste", amigos míos. Sí, tengo otros relatos, no sé si iguales, peores o mejores porque no sé valorar lo que escribí, aunque recuerdo que disfrutaba al escribirlos. Tuve la ilusión de que fueran publicados, e ingenuamente los envié a dos o tres concursos literarios. Como es natural siempre concursaba alguien que escribía mejor que yo, y el hecho de escribir para guardar "per in secula" mis relatos, primero en folios y luego en disquet, les quitaba todo el encanto, y era triste. Dejé de escribir, porque perdida la ilusión, vana es la tarea.

Por eso me gusta que os guste. Muchas gracias amigas y amigo. Marsa