Una noche, esta misma noche o todas las noches juntas en tu boca. Has bebido las estrellas o me las bebí yo cuando te besaba en algún sueño, ya no recuerdo cuál, porque mi memoria escasea, sobre todo en los recuerdos importantes. Puede ser que no espere, porque el recuerdo se fue lentamente derramando entre cristales.
Afuera llueve y hace calor. Hace tanto calor que llueve sudor, porque todo el mundo está excitado mirando el cielo lleno de estrellas haciendo el amor. Y nacen y nacen estrellas del cielo, como si fuera lo único importante en el mundo. Es verdad que cuando se da a luz una estrella, duele, porque su brillo innecesario se convierte en fuego entre tus piernas. Dar a luz una estrella, es bajar por un resbalín y caer en vidrio molido y dormirse con la sangre goteando de las heridas. Entonces, al día siguiente, amaneces llena de costras y rasguños que no recuerdas de dónde aparecieron. Porque la memoria se te va entre tanto brillo y noche oscura.
Una noche, la misma noche que nos conocimos, nacieron todas las estrellas en el cielo. Y nacieron tantas que no se pueden contar. Nacieron tantas estrellas con tanto dolor que imagino que el dolor ya no existe entre la gente, porque las estrellas se lo robaron todo. Ya no existe dolor. Todo el mundo se hace heridas y no grita o llora.
A veces estamos felices, porque estamos juntos, arrebatándole brillo a las estrellas. Y cuando estamos felices el cielo deja de brillar y se vuelve opaco, nos vamos haciendo maravillosos. Nos crecen alas. Cuando la noche se pone triste, nos convertimos en ángeles o demonios. O las dos cosas. Porque somos mitad amor, mitad odio. Porque nada se hace si no nos complementamos y hacemos nacer una estrella, como si fuera la única en el mundo, en ese cielo que no nos pertenece.
Antes éramos el brillo nocturno y volar era el silencio hecho poema. Antes, cuando tú y yo éramos estrellas solitarias, el cielo brillaba enormemente. Antes, éramos estrellas solitarias haciendo brillar el cielo. Con la sonrisa cosida en la boca. Reír es una obligación para todas las estrellas. Todas deben reír y titilar, aún cuando no lo deseen. Yo, te deseo estrella. Te voy arrebatando la luz con mi boca, con mi lengua, que lame ese brillo infernal que nos hace tan comunes a nostras. Lamo cada centimetro de tu escarcha dorada. Y la trago, para hacer nacer otra estrella de mi cuerpo. Y con dolor, la sostengo con mis dedos para que vaya saliendo desde el fondo de la cueva, hacía una luz que la habrá de enceguecer y torturar, pero entonces, tu, estrella sin brillo y yo estrella con dolor, nos habremos deshecho de este pacto y olvidaremos todo cuanto somos, para hacernos una sola estrella difuminada en el cielo nocturno.
Afuera llueve y hace calor. Hace tanto calor que llueve sudor, porque todo el mundo está excitado mirando el cielo lleno de estrellas haciendo el amor. Y nacen y nacen estrellas del cielo, como si fuera lo único importante en el mundo. Es verdad que cuando se da a luz una estrella, duele, porque su brillo innecesario se convierte en fuego entre tus piernas. Dar a luz una estrella, es bajar por un resbalín y caer en vidrio molido y dormirse con la sangre goteando de las heridas. Entonces, al día siguiente, amaneces llena de costras y rasguños que no recuerdas de dónde aparecieron. Porque la memoria se te va entre tanto brillo y noche oscura.
Una noche, la misma noche que nos conocimos, nacieron todas las estrellas en el cielo. Y nacieron tantas que no se pueden contar. Nacieron tantas estrellas con tanto dolor que imagino que el dolor ya no existe entre la gente, porque las estrellas se lo robaron todo. Ya no existe dolor. Todo el mundo se hace heridas y no grita o llora.
A veces estamos felices, porque estamos juntos, arrebatándole brillo a las estrellas. Y cuando estamos felices el cielo deja de brillar y se vuelve opaco, nos vamos haciendo maravillosos. Nos crecen alas. Cuando la noche se pone triste, nos convertimos en ángeles o demonios. O las dos cosas. Porque somos mitad amor, mitad odio. Porque nada se hace si no nos complementamos y hacemos nacer una estrella, como si fuera la única en el mundo, en ese cielo que no nos pertenece.
Antes éramos el brillo nocturno y volar era el silencio hecho poema. Antes, cuando tú y yo éramos estrellas solitarias, el cielo brillaba enormemente. Antes, éramos estrellas solitarias haciendo brillar el cielo. Con la sonrisa cosida en la boca. Reír es una obligación para todas las estrellas. Todas deben reír y titilar, aún cuando no lo deseen. Yo, te deseo estrella. Te voy arrebatando la luz con mi boca, con mi lengua, que lame ese brillo infernal que nos hace tan comunes a nostras. Lamo cada centimetro de tu escarcha dorada. Y la trago, para hacer nacer otra estrella de mi cuerpo. Y con dolor, la sostengo con mis dedos para que vaya saliendo desde el fondo de la cueva, hacía una luz que la habrá de enceguecer y torturar, pero entonces, tu, estrella sin brillo y yo estrella con dolor, nos habremos deshecho de este pacto y olvidaremos todo cuanto somos, para hacernos una sola estrella difuminada en el cielo nocturno.
Marina Keller
Me he permitido insertar el texto de una tercera persona cuya voz me interesa. Les pido por favor que decidan ustedes si les parece aceptable o no que lo haga, ya que puedo perfectamente ponerlo en otro blog. Se los consulto, porque ya a otra persona le molestó lo suficiente como para retirarse.
5 comentarios:
Solo puedo decir Guauuuuuuuuuuuuu!!!!
Cuanta simbologia!!!A mi me encanta!!!
Que sofocon!!!
Gracias Laura!!!
Elvi
¿Molestar?, por favor, si es una hermosura. ¿Estuvo alguna vez prohibido traer a un grupo de amigos, amantes de la literatura un bello texto?. No somos nosotros mismos lo que elegimos nuestras propias normas?.
Espero que siempre deseemos compartir la belleza. Muchas gracias Laura querida. Marsa
Hermoso querida tía! Me ha conmovido y casi me atrevería a pensar que este nombre Marina es un heterónimo más...
En fin, Me parece conocer estas palabras, este sentir, desde hace muchos, muchos años.
Como tú dices Marsa, creo que podemos poner textos de quien nos de la gana. Siempre fue así en el Mozart.
En fin, textos como este son un bálsamo, una caricia, que recibimos en nuestro, a veces áspero, camino.
No diría heterónimo. Su apellido es seudónimo, que los demás han cambiado a Killer, basándose en su temática. Su primer volumen de poemas se llama "Caníbal" y está dedicado a los asesinos seriales.
Pondré su foto al lado derecho del blog. (Debe tener unos 20 o 21 años ya).
Creo que si la libertad es libre, podemos transcribir textos de quien nos de la gana. Poemas o comentarios de cualquier otro tipo. ¿ o sólo lo literario de otras voces?
Opino pues que también vale para aportes de cualquier otro tipo, incluídos los políticos. ¿ O no ?
La creadora tiene 20 o 21 años ? Es un escrito muy bueno, con la vitalidad y vivencias de la juventud.
Quien pudiera volver a los 17 después de vivir un siglo !
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